La magnificencia que existe tras los
millones de años de evolución, es la forma más bella del arte del tiempo; su
interesante forma de respiración es inigualable, su diseño parte de una
ingeniería milenaria, tiene surcos microscópicos que canalizan el líquido vital
hacia sus exteriores, con canales que dibujan ramificaciones complejas,
refuerza también la consistencia a la arquitectura del conjunto natural.
Sus cimientos que desde la profundidad
de la tierra sostienen de forma vertical al ejemplar, mantienen una red
compleja por debajo de la superficie de la tierra, ejerciendo una fuerza mayor
al peso del mástil con ramas; trabajando de forma casi perpendicular a la
tangente que pasa por su punto en la circunferencia de la tierra, desprende
frutos y crece siempre con orientación al sol. Como con una manta desde su base
se arropa y se abriga, con una prenda en matices cafés, rojizos y cremas, de
textura normalmente cuarteada, contiene a duendecillos musgos que crecen verdes
si hay humedad.
Sus brazos estratégicamente ubicados,
extienden sus longitudes para mejorar su ingeniería; sus hojas en formación
mayoritaria, con ubicaciones semi horizontales al astro regente, disponen sus
delicadezas para la luz, para el agua, y para el sudor. Dichoso el ser que
descansa bajo la sombra y el abrigo de sus bondades, porque no solo abriga y da
sombra, sino que de sus entrañas sacando lo mejor de la tierra a través de su
cuerpo cual filtro alimenta con sus frutos, saciando al hambriento, acogiendo
al sin techo, y abrazando al sabio.
MAGNÍFICO El ARBOL
Comentarios
Publicar un comentario