Registro audiovisual y escrito: Distrito Metropolitano de Quito, 3 de octubre de 2019
Miércoles por la
noche, mi tío me escribe un mensaje y dice que no trabajaremos el día siguiente
por el paro nacional.
Jueves en la
mañana, empiezo a trabajar con los inmuebles, público algunas propiedades, y
comparto arquitectura en otra cuenta. Aprovechando
el día me dispongo a buscar un hogar, un lugar para exponer y trabajar, tomando
el ejemplo de casa Uvilla; caminamos con dos colegas hacia el sur, las calles estaban
más solitarias de lo habitual, en la diez de agosto varias personas caminan, no
hay transporte, le hago autostop a un señor y nos ayuda, caminamos por el
centro norte de Quito por el parque la Carolina, por mall el Jardín y todo
parece normal, mucho menos afluencia, pero las personas trabajan, no hay calles
cerradas, no hay rastros de protestas.
Me quedo mirando
un edificio viejo en la 10 de Agosto y Buenos Aires, las personas pasan y aun así
no parece suceder nada, comemos una empanada de viento con maicena y seguimos
caminando para el sur, a lo largo de la calle Vargas se observa los primeros
vestigios de protestas, calles negras, después de caminar por la Venezuela,
llegamos a la Galápagos y el olor a gas se intensificó, varias personas
reunidas gritaban, llegamos a la Guayaquil y Oriente y la situación era muy diferente,
a lo lejos se miraban las barricadas de policías que cada cierto tiempo
disparaban bombas. Saqué mi cámara y me puse guardar.
Los grupos de
personas son más grandes, el olor a gas antidisturbios, a caucho quemado, todo el humo te entra a
los pulmones, Quito llora, mientras usa su derecho a la resistencia.
Padres, madres, un
hijo con su padre, una nieta y su abuela, familias, amigos, compañeros,
solitarios y solitarias, todos gritan en acto fuerza; no sé quién empezó a
atacar, los policías o la marcha. Policías lanzan bombas lacrimógenas y
vomitivas, ambas, sin parabolas pronunciadas, disparan al cuerpo casi en línea recta,
parecen no tener miedo a matar a alguien, a dejar ciego a alguien, ¿los
preparan para atacar a sus hermanos?, ¿no se dan cuenta que las medidas nos
afectan a todos?, entre gritos se escucha: “están disparando a matar!”, una
chica pasa a lado mío sangrando de la frente con un golpe enorme.
Ayudo a levantar
a una persona es arrastrada entre algunos otros, esta inconsciente por las
bombas. El gas dispersa la marcha y retroceden media cuadra, poco a poco se avanza
de nuevo, y al llegar al mismo punto las bombas les hacen retroceder, y de avanzadas
y retrocesos, el grupo armado controla el juego con el gas, cuando se esta a
punto de rebasar una nueva línea, envían camiones, atropellan con los caballos.
Filmo las
barricadas y las vestimentas de grupo que no tiene armas, las medicinas naturales
para el gas, entre todos nos ayudamos, y una señora pasa ofreciendo vinagre,
otro le ofrece un poco de su cigarrillo, otro me ofrece sal, prenden fogatas
para que el humo ayude con el dolor de las bombas, luego de un rato de calma, los
ataques persisten, más bombas, más bombas, después sale un carro blindado y lanza
mas bombas, me cubro en el bordillo de una puerta y sigo filmando, las personas
desde sus casas en lo alto lanzan piedras sobre del vehículo, pasa de largo persiguiendo
a muchos que corren, y paso desapercibido aparentemente, luego se detienen y
bajan unos policías, me empiezan a perseguir por unos metros, corro con cámara en
mano, huyo.
Después de un
rato, una bomba se dispara y me golpea en la pierna, trago un bocado de gas y
entro en pánico, no puedo ver, pero sigo corriendo, ya a salvo, sigo caminando
con ojos cerrados. Me calmo y entro en un modo cámara lenta, veo todo borroso,
todos a mi alrededor lloran, todos tienen sus ojos rojos, algo dentro de mi
siente orgullo, en la mayoría se ve la convicción de la meta, de la indignación
por las decisiones de las personas con más poder. Mi abuela vive con las justas
y mi padre no tiene trabajo, si llegan a subir los precios simplemente entraríamos
en más aprietos. Somos profesionales y la situación económica en el hogar ha tenido
un declive notable. Me indigno y comienzo a gritar con otros.
El que no
llora no mama, frase
popular. No pasamos de dieciséis horas de trabajo laboral a ocho en actitud
pasiva, me repito. Si bien, librarnos de la dependencia económica de los
hidrocarburos nos ayudara a trascender, estoy seguro de que existen mejores
formas de solucionar nuestra economía, ser político en Ecuador es un negocio
rentable, existe una brecha salarial de diferencia entre un profesor y un político,
una de las soluciones es que los profesionales opten por sus carreras por vocación
y no por ser rentables, por su dificultad, por su capacidad. Quizá sea muy romántico.
La economía no es mi materia, pero sé que, si los precios alzan, el bienestar
de mi familiar bajará, posiblemente si tuviese un trabajo estable me
conformaría al igual que muchos y criticaría a los de las marchas, es verdad,
todo es una perspectiva. Con el país paralizado todo perdemos, las producciones
se detienen, el trabajo se pausa. No obstante, sin protestar, sin buscar
cambios, ¿Qué se puede esperar de un pueblo pasivo?, seriamos como palomas en
un mundo de mirlos, Ecuador es un paraíso, su pueblo tiene potencial profesional,
somos buenos estudiantes, somos creativos, somos excelentes trabajadores, pero
la política siempre nos ha embarrado de días grises. El problema radica en la educación
y la política.
Regresando. Varios
hacen piedras para defenderse o resistir la posición en la marcha, otros hacen vandalismo,
otros gritan. Me disgusta como algunos aprovechan el caos para destruir, para
delinquir, aquellos cometen actos que no van acorde al propósito de la
manifestación. Quizá es una necesidad del inconsciente colectivo el desahogarse.
Aun así, el amor que siento por la arquitectura y Quito en general me hacen ver
reprochables estos actos. El tiempo sigue transcurriendo y la policía avanza
ganando terreno, todos retrocedemos, nos persiguen, se ven los destellos de las
bombas en el aire, es una pelea de avance de personas contra personas, de un
pueblo sin armas y un pueblo con ellas. Retrocedemos hasta San Blas, unos
caballos nos persiguen y una turba se convierte en estampida, muchos se caen,
otros lanzan canicas para que los caballos resbalen. Una bomba me llega al
hombro, me doblo, y no puedo respirar, toso sin control, y me digo: si no te tranquilizas
te vas a desmayar. Me recupero, regreso a casa. A un amigo le golpean entre
varios policías, como carne de cañón me digo, me recuesto en el asiento del
carro, me parece un mal sueño.
Posiblemente con análisis
de datos, los data scientist puedan hacer proyecciones cercanas a la realidad,
para ver si estas medidas serán buenas para nuestro país, mientras tanto para
los desinformados, para los que miramos las noticias, nos queda resistir, trabajar,
y desear que las cosas se estabilicen de una vez por todas. Como saber la verdad con tantas inclinaciones políticas ocultas, con tanto medios comprados.
A veces los
padres hacen cosas que desagradan a sus hijos, por su bien, y resulta positivo
en un futuro y terminan matándolos. Que el altruismo por el bien común, que el
buen nacionalismo gobierne a nuestros gobernadores, que el poder se establezca
en nobles personajes. Muchas veces pienso que debería ser un requisito haber
pasado y superado el hambre y la desesperanza de la pobreza para llegar a tener
poder. Como individuo lo único que puedo hacer es seguir estudiando, ser un
mejor profesional, producir, y protestar cada vez que la seguridad de mi
familia se vea en peligro.
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