Lo cierto es que después de
acostumbrarse a las certezas de las victorias, de las primeras matemáticas y de
las respuestas con una sola respuesta de la escuela y el colegio. En el fondo
de la mente las cosas se vuelven resistentes al cambio. Comprender que la vida
es un constante movimiento de circunstancias es abrumador, el sistema complejo
en el que vivimos se encarga de darnos un matiz de vida de acuerdo a nuestras decisiones,
sin embargo, este sistema también se encarga de abrir puertas, para dar la
oportunidad de quitar diferentes tipos de ceguera, y ahora se la respuesta de
una de ellas: “Pensar en el porqué de todo lleva a la locura, y no estrictamente
dañina, pero muchas veces exasperante, pues es una cadena sin fin.
“La vida no se me ha hecho tan sencilla desde hace poco, la realidad en golpe de un adiós me ha caído en los dedos y en la espalda. Caminaba hacia los baños como una magdalena, en todo el esplendor de un drama, llorando mientras varias personas me observaban quizá asustados o de forma burlona. La vida da vueltas y así pasó con ella, en un momento con un no te quiero arranco lo poco de esperanza que quedaba en mí, y así pasó, así me golpeo la realidad” Recuerdo como la besaba en las mañanas, como la observaba cuando yo me despertaba primero, era un momento único: su rostro con la mueca más real de sueño profundo, con los pechos descubiertos, abrazándome o tomando alguna posición extraña a un lado de la cama. No sé cómo cambio de eso a esto, en un abrir y cerrar de ojos pase de ser un novio a escribir sus recuerdos como para intentar no perderla completamente. Sigo asistiendo a terapia y mi terapista no puede esconder su voluntad por hacerme ver, creer o convencer de que “cosas...
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